martes, 12 de mayo de 2015

Problemas éticos ante el abuso de la tecnología medica

Problemas éticos ante el abuso de la tecnología medica

Los problemas éticos se presentan continuamente en la práctica médica y especialmente en relación con adelantos tecnológicos de carácter diagnóstico y terapéutico. El alto costo de estos recursos obliga a utilizarlos de manera selectiva y es entonces cuando surge el conflicto de decidir quiénes deben beneficiarse con  ellos y quiénes no. En los últimos años han arreciado las críticas por el uso indebido de esas nuevas tecnologías y las repercusiones que esto tiene sobre la relación entre costos y beneficios.
Se entiende por tecnología la aplicación del conocimiento empírico y científico a una finalidad práctica.
Los problemas éticos se presentan continuamente en la práctica médica y especialmente en relación con adelantos tecnológicos de carácter diagnóstico y terapéutico. El alto costo de estos recursos obliga a utilizarlos de manera selectiva y es entonces cuando surge el conflicto de decidir quiénes deben beneficiarse con  ellos y quiénes no. En los últimos años han arreciado las críticas por el uso indebido de esas nuevas tecnologías y las repercusiones que esto tiene sobre la relación entre costos y beneficios.
Por desgracia, su empleo tiende a aumentar en forma indiscriminada y, como resultado, a encarecer la atención  de salud. Ante esta situación, surge la necesidad de analizar la pertinencia de los nuevos métodos de diagnóstico y tratamiento, las causas del abuso tecnológico, los aspectos éticos del uso de la tecnología médica e incluso las relaciones entre tecnología y sociedad.
La práctica de la medicina enfrenta al médico continuamente a dilemas de tipo ético. Muchas decisiones conflictivas obligan al médico a hacer juicios de valor eligiendo un camino que respete las esperanzas y los deseos del enfermo, pero también las directivas de los políticos que, de acuerdo con la meta de salud para todos,  favorecen más las inversiones para la sociedad en su conjunto que para el individuo aislado. Ello implica no solo una mayor preocupación por la medicina primaria, comunitaria o de familia sino también cortapisas para el desarrollo  de la tecnología terciaria.  No hay duda que estas restricciones presupuestarias para la  asistencia terciaria, que son la consecuencia de decisiones tomadas por las autoridades de salud, entran en conflicto con la opinión  de amplios sectores de la población que han ido siguiendo los avances tecnológicos  de la medicina moderna y dan por válidos y legítimos los beneficios proclamados.
Puede tratarse tanto de tratamientos brillantes, como los trasplantes, como de los diagnósticos obtenidos por medio de costosas tecnologías,  de las que los ejemplos más ostensibles son las técnicas de imagenología (TAC, RMN, etc.). A pesar de los indudables éxitos de estas tecnologías en casos seleccionados, su elevado precio encarece muchísimo los servicios médicos, sobre todo si su utilización no obedece a indicaciones precisas y rigurosas. Otro ejemplo reciente es los nuevos prototipos de instrumental para la cirugía mínimamente invasiva, entre los que se encuentra el instrumental para la cirugía hipofisaria, cuyos precios alcanzan cifras muy elevadas y cuya utilización  no esta todavía bien definida.
Por otra parte, las aspiraciones del paciente, que desea ser examinado o tratado con la tecnología más avanzada, coinciden a menudo con las del médico. Por principio el médico, favorece el desarrollo tecnológico, generalmente en contra de la voluntad de las administraciones de salud que ven encarecer  la asistencia hasta superar ampliamente todas las previsiones de inflación  y sin que los beneficios de la contrapartida parezcan aportar una ventaja suficiente.
Los gobiernos se ven a menudo impotentes para frenar esta invasión tecnológica, cuyos éxitos no pueden permitirse ignorar por la publicidad que los  acompaña y porque, a veces, incluso parecen involucrar el prestigio nacional. En el caso de Cuba el gobierno se ocupa por la introducción de nuevas tecnologías de salud que favorezcan al pueblo, destinando para ello amplios recursos.
En general todo ello ocurre antes de que se hayan podido realizar análisis adecuados de sus beneficios en función de los costos. Un ejemplo de esto lo vemos con el instrumental neuroquirúrgico y en especial el utilizado para la cirugía de región selar.

Las afecciones de la región  selar son frecuentes en la práctica neuroquirúrgica. Los tumores de  esta región constituyen  entre el 10 y el 15% de las neoplasias intracraneales.

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