Problemas éticos ante el abuso de la tecnología medica
Los problemas éticos se presentan
continuamente en la práctica médica y especialmente en relación con adelantos
tecnológicos de carácter diagnóstico y terapéutico. El alto costo de estos
recursos obliga a utilizarlos de manera selectiva y es entonces cuando surge el
conflicto de decidir quiénes deben beneficiarse con ellos y quiénes no. En los últimos años han
arreciado las críticas por el uso indebido de esas nuevas tecnologías y las
repercusiones que esto tiene sobre la relación entre costos y beneficios.
Se entiende por tecnología la
aplicación del conocimiento empírico y científico a una finalidad práctica.
Los problemas éticos se presentan
continuamente en la práctica médica y especialmente en relación con adelantos
tecnológicos de carácter diagnóstico y terapéutico. El alto costo de estos
recursos obliga a utilizarlos de manera selectiva y es entonces cuando surge el
conflicto de decidir quiénes deben beneficiarse con ellos y quiénes no. En los últimos años han
arreciado las críticas por el uso indebido de esas nuevas tecnologías y las
repercusiones que esto tiene sobre la relación entre costos y beneficios.
Por desgracia, su empleo tiende a
aumentar en forma indiscriminada y, como resultado, a encarecer la
atención de salud. Ante esta situación,
surge la necesidad de analizar la pertinencia de los nuevos métodos de
diagnóstico y tratamiento, las causas del abuso tecnológico, los aspectos
éticos del uso de la tecnología médica e incluso las relaciones entre
tecnología y sociedad.
La práctica de la medicina
enfrenta al médico continuamente a dilemas de tipo ético. Muchas decisiones
conflictivas obligan al médico a hacer juicios de valor eligiendo un camino que
respete las esperanzas y los deseos del enfermo, pero también las directivas de
los políticos que, de acuerdo con la meta de salud para todos, favorecen más las inversiones para la
sociedad en su conjunto que para el individuo aislado. Ello implica no solo una
mayor preocupación por la medicina primaria, comunitaria o de familia sino
también cortapisas para el desarrollo de
la tecnología terciaria. No hay duda que
estas restricciones presupuestarias para la
asistencia terciaria, que son la consecuencia de decisiones tomadas por
las autoridades de salud, entran en conflicto con la opinión de amplios sectores de la población que han
ido siguiendo los avances tecnológicos
de la medicina moderna y dan por válidos y legítimos los beneficios
proclamados.
Puede tratarse tanto de
tratamientos brillantes, como los trasplantes, como de los diagnósticos
obtenidos por medio de costosas tecnologías,
de las que los ejemplos más ostensibles son las técnicas de imagenología
(TAC, RMN, etc.). A pesar de los indudables éxitos de estas tecnologías en
casos seleccionados, su elevado precio encarece muchísimo los servicios
médicos, sobre todo si su utilización no obedece a indicaciones precisas y
rigurosas. Otro ejemplo reciente es los nuevos prototipos de instrumental para
la cirugía mínimamente invasiva, entre los que se encuentra el instrumental
para la cirugía hipofisaria, cuyos precios alcanzan cifras muy elevadas y cuya
utilización no esta todavía bien
definida.
Por otra parte, las aspiraciones
del paciente, que desea ser examinado o tratado con la tecnología más avanzada,
coinciden a menudo con las del médico. Por principio el médico, favorece el
desarrollo tecnológico, generalmente en contra de la voluntad de las
administraciones de salud que ven encarecer
la asistencia hasta superar ampliamente todas las previsiones de
inflación y sin que los beneficios de la
contrapartida parezcan aportar una ventaja suficiente.
Los gobiernos se ven a menudo
impotentes para frenar esta invasión tecnológica, cuyos éxitos no pueden
permitirse ignorar por la publicidad que los
acompaña y porque, a veces, incluso parecen involucrar el prestigio
nacional. En el caso de Cuba el gobierno se ocupa por la introducción de nuevas
tecnologías de salud que favorezcan al pueblo, destinando para ello amplios
recursos.
En general todo ello ocurre antes
de que se hayan podido realizar análisis adecuados de sus beneficios en función
de los costos. Un ejemplo de esto lo vemos con el instrumental neuroquirúrgico
y en especial el utilizado para la cirugía de región selar.
Las afecciones de la región selar son frecuentes en la práctica
neuroquirúrgica. Los tumores de esta
región constituyen entre el 10 y el 15%
de las neoplasias intracraneales.
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