viernes, 29 de mayo de 2015





LA ÉTICA UTILITARISTA EN LA ADMINISTRACIÓN Y LA DISTRIBUCIÓN DE LOS RECURSOS PARA LA SALUD



La explicación del origen de nuestras ideas morales, de la conciencia, y de nuestros juicios morales es demasiado larga y complicada para ser incluida aquí. Bastará decir que en ella publica la influencia de la asociación con la de la herencia como la fuente de nuestras normas y juicios morales. Nuestro sentido de la obligación moral no es más que un sentimiento transitorio generado por la convergencia de nuestra heredada experiencia racial de los resultados de la acción con otro sentimiento que de manera remota se le presenta a nuestra conciencia como poseedor de mayor “apariencia autoritaria” que los resultados inmediatos.



La bioética puede ser fundamentada, en parte, en el utilitarismo: “el mayor bien para la mayor parte de los individuos de la sociedad”; incluso la teoría principialista de la bioética de Childress y Beauchamp se nutren de esta corriente filosófica que fundamenta los principios como normas morales autónomas que se imponen al sujeto por su propia fuerza o por su deber.



El utilitarismo está muy enfocado con la justicia al que nos referimos al tratar sobre el sector salud la llamada “justicia distributiva”; Establece de qué modo deben repartirse los recursos, recompensas o castigos. Así la justicia sustentada por el utilitarismo concibe como justo aquel sistema sanitario que maximice los estados de salud de un colectivo en su conjunto, sin que la distribución pormenorizada de esos estados de salud sea objeto principal de su análisis, así han defendido la necesidad de que las instituciones sanitarias cumplan cuatro condiciones básicas para avanzar hacia la justicia en salud, relacionadas con la transparencia en la toma de decisiones, la capacidad de la población de recurrir dichas decisiones y la existencia de mecanismos de evaluación y corrección de dichos procesos. 


El utilitarismo aporta interesantes elementos para la organización de los sistemas de salud y el abordaje de las inequidades sociales en salud, tales como: 


1) la importancia participación deliberativa de la teoría crítica, que podría tener su expresión en diferentes formas de participación social en salud en nuestros entornos sociales.


2) la priorización de los beneficios colectivos y la comprensión del proceso individual.


Las instituciones básicas de la sociedad no debían distinguirse solamente por ser ordenadas y eficientes, sino que debían ser, sobre todo, justas y, en caso de no serlo, debían ser abolidas o reformadas; En un contexto en el que los sistemas de salud públicos se encuentran en cuestionamiento por su creciente consumo de recursos, su desacelerada aportación al bienestar y la salud de la población y su obstaculización de la entrada del libre mercado al ámbito de la salud, la función de la política como lugar central desde el que abordar las inequidades en salud (dentro y fuera del sistema sanitario) se convierte en esencial. En la actualidad no existen trabajos que hayan intentado crear herramientas concretas para facilitar el análisis de los discursos de documentos sobre políticas y leyes que aborden la equidad en salud, en virtud de la teoría de la justicia en la que se encuadres. Con este trabajo pretendemos sistematizar la evaluación de la equidad en dichas leyes y políticas, tratando de desgranar los discursos y llegar a los significados que justifican los posicionamientos tomados por las instituciones en el abordaje de la equidad en salud.







¡Para abrir los ojos ante la compleja realidad sanitaria y socioeconómica de nuestro entorno cercano!..
(Nozick R. Anarquía, Estado y Utopía. 2ª ed. INNISFREE)

Karla Estefanía Sanchez.

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